En esta oscuridad del cuarto
me llega tu recuerdo entre las sombras:
la primera vez que me encontré
con tu respiración a solas
con mis manos en tus flancos
frente a frente con tu boca

La vez que te perdí
las noches descarnadas
-despiadadas, implacables-
solo con mi dolor a solas
picoteado de ese amor
que ni te deja libre, ni te ata
que ni muere, ni te mata
que ni suena, ni se calla

La vez que te encontré
aquella tarde apasionada;
luego el canto de la vida
la lluvia de las alas
el reino de los besos
el calor de las palabras

Y así hasta hoy;

Y aunque ahora no estés en este cuarto
aunque solo pueda abrazarte en mi almohada
me llegas directa, como un canto
pues tu recuerdo emerge de la noche
como brotan las flores de la nada

Y es que me vienes más allá del tiempo
desde aquella primera vez
que me nombraste
desde aquel fugaz instante
cuando aprendí tu nombre