Fui de pequeño al mar
y me senté en la orilla a preguntarle
quién sería mi sirena
quién mi estrella de mar
quién mojaría mis pies
cuando un adulto fuera

Ya te sabía antes de verte
ya te reconocí, siquiera antes de mirarte
fluías sin yo saberlo, por mis venas
aún eras luz blanca en mi memoria
una sonrisa sin rostro, pero eterna
un reflejo de luz sobre la blanca arena

Yo me senté en la orilla
fui de pequeño a preguntarle
y no paré ya nunca hasta encontrarte
hasta varar mis labios en tu boca
y al fin recoger sobre tu piel
la misma sal que el mar quiso negarme

Yo fui de pequeño al mar
a preguntarle a Dios, sobre tu alma…

…fue entonces que el mar me dio tu nombre

y ya jamás pude olvidarlo
como no se olvida nunca
la primera piel que se profana
la primera boca que se besa.