Lo Juro
Sé que no es esta
la despedida deseada.
No sé, si la escribo con tinta o con temblor,
si este adiós lo pronuncio con los labios
o es el agua de mis ojos, que ya callan.
Te nombro en mi silencio por costumbre,
como quien enciende una vela
aun no creyendo en los milagros.
Hay palabras que se vuelven reflejo,
no porque existan ya,
sino porque ya no vuelven de tu boca;
este silencio me duele cada vez
un poco más que antes.
Te fui esperando en cada verso,
como el mar que espera al río,
sabiendo que tal vez no regresaras.
Y aun así,
cada poema que escribí
fue una forma de sostenerte
cuando en la noche ya no estabas.
Hoy cierro esta página despacio,
como quien apaga una lámpara
para no ver cómo amanece, en soledad.
No hay dolor, solo amor, solo nostalgia
solo este cansancio leve
de seguir buscándote en mis sílabas.
Hoy te dejo aquí, mi amor, entre las letras,
donde alguna vez fui tu voz,
tu refugio,
quizá tu error.
Esta será la última vez —lo juro—
que te escriba un poema.
Porque a veces amar es también callar,
mientras dejo que el silencio te diga
-despacio y de puntillas-
adiós por mí.
No hay comentarios