Vives sola tú
ocupando mi aire, mis espacios
oculta en mi mirada
febril como un deseo
puntual como el secreto.

Vives detrás de mis silencios
a veces, delante de mis miedos;
otras, mi voz te espera
impaciente a que la salves de los labios.

Sin saberlo, te nombro inconsciente
como una oración, como un signo;
ni siquiera me pregunto dónde nace
esta necesidad de verte al alba,
de ser tu abrazo íntimo en la noche…

… Quizá sea que me naces
en ese lugar entre tinieblas
donde el día y la noche se entrelazan
donde el niño y el hombre juegan a quererte;
allí donde siempre existes:
en ese lugar de donde nacen los milagros.