Tengo
Tengo pintadas las paredes
del color de un fuego recurrente
nacido de las noches en tu pecho
y de dulces vigilias adornadas
por caricias y risas confidentes
Tengo tu voz en el café de la mañana
perenne como el aire
efímera como un suspiro
constante como el latido
de esta pasión inagotable que te llama
Y tengo tu perfume por mi ropa
y un rastro en mi piel, pintado por tu boca;
esa misma piel temprana y joven
en la que un día se grabaron, sin quererlo
las marcas eternas de tu amor.
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